viernes, 4 de febrero de 2011

"Ya no te queda nada, ¿no?"


No sé los días que llevo escuchando esa frase o alguna parecida, tanto a gente conocida como a cualquiera con quien coincido en un espacio reducido y se tiene que apartar con cuidado para que no le dé un panzazo. Y yo pienso en la famosa “fecha probable de parto”, que no es hasta el lejaaaaaaaaaaaaaaaano 22 de este mes. Y también pienso en mi embarazo anterior, que no di a luz hasta la semana 40+ 2. Y, sobre todo, pienso en la última ecografía, en la cara sonriente de ELLITA, en sus tres kilazos de hace más de 15 días y en sus pedazo papos .

Junto a esa frase suele ir la siguiente: “Sólo tienes tripa, una buena tripa, además es redondita, como un balón, pero no has engordado del resto”. Y entonces yo pienso: “¿Y dónde están los casi 12 kilos que tengo ahora de más?” “¿Todos en la panza?" Que no, que no me engañais, bienintencionados.

ELLITA mientras escribo está bailando, es una forma original de hacer “danza del vientre”. ¿Que no me queda “nada”? Me queda el parto, la incertidumbre previa sobre cúando será, cómo será, …. Me queda TODO.

Desde hace unas semanas voy a andar diariamente una hora con una amiga que está embarazada de mellizas. Recorremos una playa preciosa enterita. Hoy hacía sol, estaba la marea baja y se contemplaba a la vez el espectáculo de olas, rocas, montaña verde y picos nevados. Un privilegio vivir aquí, soy consciente.

Cada día noto que me cuesta más llegar al final de la playa cargando con esta mochila viva que me acompaña, pero me siento bien haciéndolo. ¿Que no me queda nada? Puede que me queden aún unas cuantas playas por recorrer hasta ver a mi niña pequeña. O puede que llegue mañana. Que nooooooo, que es broma. (Como si dependiera de mí...).

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