miércoles, 27 de octubre de 2010

Ideas, esperanzas, retos...


Mezcla de sueños, de propósitos, de motores imaginarios para seguir avanzando, para encontrar sentido, para seguir viviendo …

Antes de cumplir los 45 años me gustaría...:

- Cobrar un boleto acertante de la Primitiva que comparto con Peter Pan.
- Hacer una barbacoa para inaugurar nuestra nueva casa con jardín.
- Viajar a París y volver a Viena con ELLA y ELLITA a jugar con la hija de mi AMIGA.
- Ir a Copenhague a ver a mi otra AMIGA o a Chile.
- Celebrar los 40 con mis amigos/as y los hijos/as de mis amigos/as en una casa rural.
- Hacer nuestro viaje pendiente a México los dos solos.
- Educar a mis hijas con paciencia y ayudarlas a quererse.
- Respetar más NUESTRAS diferencias.
- Trabajar como orientadora.
- Atreverme a disfrazarme de Pipi Lastrum.
- Jugar un nostálgico partido de baloncesto con mi viejo equipo.
- Hacer un album digital con las fotos de nuestros viajes y nuestras andanzas cuando sólo éramos Él y YO .
- Volver a Salamanca con mis “amigas-mediohermanas-compañeras” de piso, sus respectivos y toda la prole.
- Recuperar los objetos personales de mi madre que están perdidos en tierra de nadie.
- Comprarme una bici ( y usarla!)
- Juntarme en la playa de mi pueblo con mis amigas de allí y las que compartían nuestros veranos.
- Escaparme un fin de semana de chicas solteras con mi sobrina.
- Seguir aprendiendo a cocinar cosas ricas y mantener en casa una dieta más equilibrada.
- Practicar Pilates con regularidad, patinar, volver a esquiar alguna vez…
- Mantener la buena costumbre de irme a comer el primer jueves de cada mes con el "hada de la sonrisa contagiosa" y la "pintora de buenas emociones".
- Ser más optimista y superar mis miedos enquistados, al menos los más irracionales.
- Subirme a un escenario ante una multitud, coger un micrófono y cantar una ranchera.
- Imprimir el blog y encuadernarlo.
- Seguir siendo capaz de soñar despierta, pase lo que pase.

lunes, 18 de octubre de 2010

Ya no borro. Ahora escribo.


Cuando he hecho limpieza en mi casa familiar he encontrado uno de mis tesoros de la infancia: mi colección de gomas de borrar. Algunas están bastante deterioradas, a pesar de que yo me ocupaba de cuidarlas con esmero, pero el paso de los años y tener una sobrina pequeña ha dejado huella sobre ellas. Hoy las he colocado todas sobre la mesa como cuando era pequeña; me encantaba contarlas una y otra vez y recordar dónde las había comprado, quién me las había regalado…. He vuelto a intentar oler su aroma original y aunque sólo queda un ligero “esbozo” a mí me ha parecido que olían tal y como cuando las recibí por primera vez. Mi hermana (¡qué guapa era!) me inició en esa afición al traerme las dos primeras piezas de la colección de Francia, un año que estuvo allí de intercambio. Me trajo una pasta de té y dos bombones de chocolate. Recuerdo el olor a vainilla y chocolate, ummmmmmmmm, parecían auténticas. Mi sobrina años después acabó mordiendo el bombón y aún está la huella de sus dientes de leche sobre él.

Anclarse en el pasado quizá sea estancarse, no avanzar, perder la perspectiva y la esperanza…pero creo que lo que yo he intentado durante años, que no ha sido otra cosa que querer borrar de golpe toda mi vida pasada, ha sido una huida inútil. Quizá en algunos momentos ha resultado práctico hacerlo y necesario para vivir MI VIDA, pero no podía ser definitivo. Tengo 37 años, no 4 ni 17. Soy todo lo que he vivido, lo que vivo y lo que espero vivir. No soy sólo lo que he elegido ser. Soy la hija de mi padre y de mi madre, la hermana de mi hermana, tía de mi sobrina… Soy la madre de mi hija (mis hijas) y la compañera vital de ÉL. Y siempre, a pesar de todo, he sido y soy YO. Cada instante cuenta, aunque haya momentos eternos en sí mismos y otros que se esfuman de un plumazo.

Vale, no usaré las gomas de borrar pero no voy a seguir coleccionándolas tampoco. Ahora preferiría almacenar bolígrafos o teclados de ordenador.
Ya no borro el pasado, ahora escribo el futuro.

domingo, 17 de octubre de 2010

"Me veo como mi madre en los setenta"

http://www.elpais.com/articulo/espana/veo/madre/setenta/elpepuesp/20101009elpepinac_16/Tes

Interesante artículo. La vida misma.

Mi declive en el trabajo comenzó con la reducción de jornada que pedí para cuidar de ELLA. Ya no era la chica para todo. Ya era una madre que tenía obligaciones mucho más importantes que el "siwananismo" laboral. Y ahora que lo veo con perspectiva ¡qué bueno que haya sido así!
ELLA se merece mi tiempo y mi energía. Ellos no. El miércoles mi dolor de espalda y mi nivel de estrés permitido estando embarazada llegó al límite y fui al médico.
Estoy de baja. Sólo lo siento por algunos usuarios porque en el fondo creo que ellos sí se benefician de mi trabajo y lo valoran, pero está todo ya tan nublado y feo allí que me cuesta discriminar en ese ambiente lo importante de lo insustancial.
Por lo demás, estoy tranquila, serena, feliz. Estoy con ELLA, con ELLITA, con ÉL y CONMIGO . Me necesitan bien. Y yo también me necesito.

jueves, 14 de octubre de 2010

Una llamada ¿perdida?


Creo que es bastante conocida mi fobia al teléfono. No exagero si hablo de una fobia porque he tenido (y me temo que sigo teniendo) todos los síntomas: http://www.fobias.net/Telefonofobia.html

He mejorado notablemente, ahora ya hasta me atrevo a descolgar (bueno, ya no se descuelga, se da a un botoncito) pero en alguna época que prefiero no recordar no era capaz siquiera de realizar ese gesto, me quedaba paralizada cuando sonaba . Confieso que sigue sin gustarme que suene, me pone nerviosa , siento algo parecido al miedo. Mi primera reacción siempre es desagradable, independientemente de quién me llame y a pesar de haberme puesto ahora como tono de llamada una canción de Amelie que me encanta. Yo quiero motivarme de alguna manera y sé que sólo enfrentándome lo “superaré” pero... (Agradezco vuestra paciencia).

Sin embargo, a veces, no sé muy bien por qué, la magia existe y entonces me noto habladora, animada, sin ganas persistentes de que se acabe la conversación. Eso me pasó anoche. El azar, que según Serrat es caprichoso, quiso que “sin querer” mi teléfono táctil, que tiene vida propia, llamara a mi AMIGA la CHURRUPITA y le dejara una llamada perdida que ella amablemente recogió y devolvió.
Ahora que lo pienso mejor…¿ perdida? Noooo, perdida no estaba esa llamada, sabía premeditadamente lo que hacía y lo importante que era la destinaria. Sabía que en realidad yo quería saber cómo estaba, que pienso en ella a menudo, que ha sido clave en momentos clave, que echo de menos tenerla más cerca, formar parte de su cotidianidad, llamarle pija, bromear con su achuchable maridito…y reírme con ella. Con pocas personas me río tanto y tan desde dentro. Algo bonito me tenía que reservar mi etapa gallega.

Gracias por encontrar siempre mi llamada.

jueves, 7 de octubre de 2010

¿La amabilidad se caduca?


Hoy hemos tenido la segunda ecografía en la Seguridad Social. El listón estaba muy alto tras el espectáculo visual y emocional que tuvimos hace un par de semanas en la consulta privada.
Una hora y media esperando en la saturada sala. Cuando al fin pasamos dentro, primero llegan dos jovencitas; la menos pipiolilla llevaba la voz cantante, la otra tenía una cara tan aniñada que parecía que acababa de terminar Secundaria.
“¿Qué tal estás? ¿Qué tal el embarazo? ¿Qué tal la amniocentesis? ¿Sabéis lo que es? ¿Es la primera?”, acompañada de sonrisa constante, tono amable y comentarios acerca de lo que veía en la pantalla: “¡Qué saltarina, no para, menudo terremoto!” Yo ya sabía que se estaba moviendo, acababa de decírselo a Él porque en cuanto me he tumbado me ha empezado a dar patadas.
De repente se abre la puerta y llega otra con pinta de más experiencia y cara de seta. Sí, cara de seta, no encuentro otra forma de describirla, la verdad. Ni un esbozo de sonrisa durante toda la exploración. Eso sí, ha comentado escuetamente lo fundamental, lo que en realidad queríamos oír por encima de amabilidades y carantoñas varias: “Está todo bien”. (Vale, guapa, entonces te perdonamos el careto). Al acabar nos ha dejado verLA durante 5 ó 6 segundos (quizá menos) y nos ha dado una única foto, que deben andar mal de tinta. La crisis.
¿Por qué la amabilidad en el trabajo se extingue con los años? ¿Estamos ya muy hartos?

Esperando el informe me he encontrado con un niño que tuve en atención temprana y con su mamá, de la que no guardo precisamente un buen recuerdo (al contrario de la mayoría de madres con las que he trabajado). Me ha parecido un encuentro inoportuno, no era momento para enfrentarme de lleno a la discapacidad de un hijo y, por lo que me ha dicho ÉL (y porque además soy consciente de que no sé disimular mis emociones, aunque me dé rabia reconocerlo), no me he mostrado con la cercanía que me caracteriza cuando nos encontramos otras veces con algún usuario. Al despedirnos, la madre probablemente habrá pensado: “¿Por qué se le ha caducado la amabilidad con el paso de los años?”

Y no sabría qué responder. Sólo sé que llevo unos días triste en el trabajo, saturada, harta de mi jefa, cansada de todo y de todos (incluidos los usuarios) y necesito irme antes de que, definitivamente, pierda la sonrisa para siempre...

....pero yo en el fondo sé que se puede conservar la sonrisa y me niego a jubilar anticipadamente mi amabilidad en el trabajo. Necesito otras piezas del puzzle. Seguiré buscando algo bonito.