martes, 24 de enero de 2012

Mala gente



Hay personas que transmiten energía negativa y otras con las que compartir cualquier actividad, conversación, momento... resulta agradable. Afortunadamente la mayoría de la gente con la que me relaciono es del segundo tipo. Luego hay una amplia categoría de personas neutras que ni te aportan gran cosa ni te molestan. Son soportables.
Detesto, aborrezco, me asquean...las personas del primer tipo. Esas personas "tocapelotas" que a menudo enfatizan los aspectos negativos y minimizan lo bueno, sobre todo si esto último les es ajeno. Sé lo que hay detrás de esa actitud y en el fondo debería sentir lástima pero no me dan pena. Me dan asco, simplemente. Y es que si hay algo que tengo que agradecer a mi madre y a mis abuelos es que toda la vida los he visto alegrándose sin medida de las cosas bonitas de los demás y sintiendo mucho lo malo. Algo básico, ¿ no? Pues no, parece sencillo pero no debe serlo. Hay gente que no sabe que se puede hacer sentir mejor a los demás sólo con palabras y que se puede herir haciendo un mal uso de las mismas. Y que de mierda ya está el mundo lleno para que vengan a embadurnarte con la suya; con sus carencias, su continua cara de vómito, su falta de empatía, su ignorancia y su triste existencia.
Y eso de que sólo se te arrimen cuando te ocurre algo malo, AGGGGGGGGG, con eso no puedo. Salen fortalecidas de tus malos momentos. Debían llegar a casa diciendo: "¡Qué desgraciada es la rubia y qué bien me va la vida a mí!" Que sí, que no lo llevo al extremo, que ya sé que hay que estar en lo malo, por supuesto, pero también se comparte lo bueno. Es muy adolescente eso de apoyar a tus "amigos" sólo cuando están mal y olvidarte de ellos cuando son felices.
Ejemplos:
-Te llaman más en los funerales que en los cumpleaños. ¿A qué fin reaparece en tu vida alguien con quien casi no tienes contacto justo cuando estás hecha una mierda? ¿Por qué no te ha mandado flores cuando has sido madre pero te manda una corona cuando dejas de ser hija? Mi hermana a este tipo de personas las llamaba "cuervos de cementerio".
-Cuando vivíamos en la buhardilla sin ascensor la gente que tiene este encantador perfil de personalidad sólo me decía: " ¡qué horror vivir en un 5º sin ascensor!, no?" Entonces yo les contaba que era el "precio" que teníamos que pagar por vivir en una de las mejores zonas de la ciudad, con el mar a escasos metros y con todos los servicios debajo de casa (conociendo su mala leche, con esa gente no se me ocurría desahogarme y contar que realmente estaba harta de la puñetera escalera). Pero no les resultaba suficiente, como si fueran ellos los que subían y bajaban diariamente por aquella infinita escalera y seguían metiendo el dedo en la llaga. Son especialmente hábiles en saber dónde está tu interruptor de las cosas que te agobian en cada momento y lo pulsan una y otra vez sin descanso hasta que se te acaba la batería.

-Ahora que estamos encantados en un pueblo chulo, en una casa mucho más cómoda y en una etapa tranquila y esperanzadora, me dicen: "¡qué rollo lo de coger el coche todos los días! no? con lo cerca que lo teníais todo cuando vivías en el centro".
-Hace tiempo que no ven a ELLITA que, "objetivamente" (jaja), es una muñeca preciosa y lo primero que dicen al verla es: "¡ cuántos granos le han salido en la cara!, no?" Y oye, que yo no le había visto ningún grano, pero debe tenerlos.
-Ven a ELLA, que cada vez es menos tímida y que en la calle es una niña dulce, tranquila y obediente y en vez de decir en positivo algo así: "¡qué sociable está!", te dicen: "¡qué huraña era antes!"HURAÑA, sí, HURAÑA, habéis leído bien. No se me ocurriría usar esa palabra jamás para calificar a mi cosa guapa.

Y tú, sin ser consciente siquiera, lejos de responder de la misma manera sigues con tu forma habitual de relacionarte, esa que has "mamado" en tu casa y entonces le dices que le queda bien su nuevo corte de pelo (la chica es bastante feilla pero te parece que está menos fea con menos pelo) y que su niño está muy espabilado...Y sus comentarios no afectan a mi percepción personal sobre las cosas importantes pero me resulta tremendamente desagradable contemplar esas actitudes y me siento gilipollas soportándolas. Cuando se va piensas: "¿qué necesidad tengo de relacionarme con gente que no me cae bien?", "¿por qué sigo realizando este tipo de esfuerzos sociales?" "¿acaso soy una ONG andante?" "¿por qué no les mando directamente a tomar....?" Sí, ahí.
Y no, no es gente torpe socialmente. No. No es que yo le dé demasiada importancia al uso del lenguaje y a cómo transmitimos y constituimos con él nuestro pensamiento. No. No es que yo esté quemada con la vida y con el planeta. No. No es que sea una radical. NO.
Son mala gente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario