miércoles, 24 de abril de 2013

"Sorprende a tu madre"


La última vez que le hice un regalo fue en su 59  cumpleaños, el 12 de abril, tan sólo unos días antes de que todo cambiara radicalmente para siempre. Fuimos ÉL y YO a comer a la casa de mi pueblo natal y le llevamos unos pendientes. Los mismos pendientes que me entregaron metidos en una bolsa de plástico junto con otros objetos personales que le habían quitado al llegar a la UCI...
Ayer fui de compras. Mi objetivo era comprarme ropa para otra fiesta de cumpleaños que tengo el sábado (los 40 famosos años) y acabé comprándome de todo menos ropa adecuada para esa ocasión. Sigo con el problema de no saber qué ponerme y con menos dinero en la cuenta corriente. Yo sí que valgo. La que cumple años es una chica encantadora, guapa como ella sola, parece una muñeca, tiene una cara preciosa.  Siempre nos hemos llevado bien. Es pija- repija-megapija, pero buena gente.
Yo en plan exploradora buscando ropa que se adapte a mi nueva y voluminosa  figura (o me sobra culo y michelines o me faltan tetas, siempre hay algo que no encaja). Es un número verme a mí yendo de compras. No tengo ni idea de moda, de tendencias... pero intento que lo parezca. No se lo cree nadie. Mientras me pegaba contra el espejo una y otra vez, me bombardeaba la publicidad del día de la madre a modo de eslogan por cada rincón “Sorprende a tu madre” “Sorprende a tu madre”“Especial día de la madre”. Y entonces me dije: “Vaaaaale, voy a sorprenderla”.

La rabia que he sentido durante muchos años hacia ella se ha ido diluyendo con su ausencia y con mi nuevo  papel de madre de dos hijas, como ella. Sigo sin entender muchas de sus actitudes, su extraña escala de prioridades vitales y el abandono y maltrato psicológico al que sometió primero a mi hermana y luego a mí, pero comprendo qué le llevó a tener un desajuste emocional tan grande y a perder el rumbo. Tuvo una vida muy dura. ¿Eso lo justifica todo? Quizá no, pero mala persona no era.

En medio de todo esto tan feo había cosas preciosas y mucho humor. Mi madre era de naturaleza cómica. ELLITA ha heredado esa vena y mami a su vez la heredó de mi BUELI. Muchas veces nos sorprendemos mi sobrina y yo imitando expresiones y gestos de mi madre y nos morimos de risa. Era guapa, simpática, expresiva, cariñosa, sensible y cosía muy bien. La falta de un hombre con un rol convencional en casa le obligó a desenvolverse bien durante años en muchas áreas y no se le ponía nada por delante. La recuerdo empapelando toda la casa ella sola, con un par.

Mamá, ¿te acuerdas de ELLA? La conociste cuando ya tenías demencia así que no estoy segura. Es toda una señorita ya y aprende muy rápido en el cole. Cada vez es más sociable y nos hace sentirnos muy orgullosos. Y tienes otra nieta, ELLITA. Es rubiales y con ojos azules. Te hubiera encantado hacerle vestidos para este verano. Lo luce todo mucho porque es guapetona y muy salada. Como tú dirías: raja por los codos.  El otro día le he hablado por primera vez de ti. Si le preguntas dónde está TITA, dice que en el cielo con Cuska, la perrita.

Esta es mi sorpresa, mami: ya no siento rencor. Pienso a menudo en tus cosas bonitas. Perdona todas mis malas contestaciones y mi falta de apego. Ahora que ya no puedes oírme podría incluso decirte con total sinceridad que te perdono y que te quiero. Ayer te eché de menos.

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