lunes, 21 de octubre de 2013

Un árbol genealógico. Una idea "genialógica".


Algún día tenía que pasar... Le han pedido a ELLA en el cole fotos de sus abuelos, sus papis y sus hermanos. 
Mi primera reacción física ha sido la piel de gallina en los brazos y una especie de corriente eléctrica por todo el cuerpo. Soy una dramática de mucho cuidado, lo reconozco. Hablo sólo de una sensación puramente fisiológica, fuera de mi control, automática, no procesada...
Después ha venido la parte cognitiva, en la que ya entra mi esencia patológica en toda su magnitud y lo que soy capaz de hacer ya no tiene nombre. Ahí empieza mi cabeza  de alta velocidad, sin sistema de frenado de emergencia, a embalarse de tal manera que casi pierdo la noción de todo lo que estoy pensando, sintiendo, reviviendo... a la vez. Y, de repente, sin síndrome premenstrual que justifique que estoy “moñas”, me meto en el pozo de la tristeza, me ahogo y me entran unas ganas de llorar desproporcionadas. ¿Pero de qué voy? ¿Cómo puedo ser tan tontorrona a estas alturas de mi vida?
Empiezo inconscientemente a trasladar a mi hija mis agobios infantiles y ya anticipo que va a ser de las poquitas o la única de su clase que no haya oído hablar siquiera de su abuelo materno, ni sabe su nombre ni ha visto ninguna foto y algo ha oído, pero poco, de su abuela materna. Y sólo tiene una yaya, que el resto está en el cielo (o en el infierno, pero a ver cómo se lo explico). Y me la imagino triste, distinta...y andando por la calle con miedo por si el cielo se le desploma encima de la cantidad de peso que está aguantando con tanto muerto en la familia y entonces yo también me muero un poco... pero de pena. ¿Pero de qué voy?
Empiezo a recordar aquellos puñeteros días en los que nos pedían algo parecido en el cole o simplemente teníamos que rellenar una ficha donde aparecía:
NOMBRE DEL PADRE:
PROFESIÓN:
NOMBRE DE LA MADRE:
PROFESIÓN:
Por cierto, ¿para qué querían saber la profesión? Bueno, da igual.
Y yo escribía el nombre de mi padre y su profesión, porque algún día tuvo nombre, algún día escuché que le llamaban por su nombre y algún remoto día se llamó PAPÁ y le vi trabajar en su taller...pero me resultaba todo taaaaaaaaan lejano y confuso.  Recuerdo lo que odiaba rellenar ese tipo de cosas, pufffffffffff. Me daba rabia que las otras niñas tuvieran un papá presente y el mío fuera pasado. Y tampoco podía decir que estaba en el cielo e ilusionarme con la idea infantil de que era la estrella que más brillaba porque estaba “vivo”. Muerto pero vivo, o vivo pero muerto. Hasta que le resucité (¿quién me mandaría a mí?)..., pero esa es otra historia :-)

Yo y mi obsesión por que mis hijas tengan una vida “normal”. ¡¡Seré borrega!! ¿Qué es lo normal? Yo que tanto defiendo la diversidad...Soy una incoherente.

Las fotos que tengo de mi padre son de jovencito, todo guapo él. Cuando lleve la foto más que el abuelo va a parecer el primo de zumosol. 

Ya está, ya se me ha pasado :-)

1 comentario:

  1. Eres una exagerada y un poco tontorrones somo todos

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