lunes, 30 de abril de 2012

Cosas tristes del trabajo


Últimamente en el trabajo vivo en un continuo vaivén de emociones. En realidad algo así es la vida; una montaña rusa de sentimientos, pensamientos, comportamientos...
Ha fallecido otro chico, esta vez uno de mis "favoritos". Sí, hay que reconocerlo abiertamente, siempre hay usuarios con los que una trabaja más a gusto que con otros. Era un chico con el que me reía mucho. Le habíamos nombrado co-terapeuta en el grupo de psicoterapia porque encontraba el lado bueno a cualquier situación. Era un especialista en optimismo cotidiano. Lo único que no me gustaba de él era su gusto musical. Era fan de Manolo Escobar y más de una vez se ha escuchado en mi despacho "mi carro me lo robaronnnn". Lo cambiábamos haciendo el tonto y yo cantaba: "mi sillaaaaaaaaa, me la robaronnnnnnn, anoche....¿dónde estará mi silla? Nos lo pasábamos bien. Le echo de menos.
Hoy ha venido a firmar el parte de baja la madre de un niño  pequeño al que atendía. Es una larga historia y tan triste que ni me apetece contarla. Sólo quiero mandarle un beso desde aquí y desear que encuentren la puñetera combinación de fármacos que permita abrir una pequeña ventana de esperanza...aunque sea pequeñita.

Y  sigo sin encajar en este puzzle organizativo y sigo intentando "portarme bien" y seguir instrucciones de manera patológica, pero no se me da bien. Tengo un defecto incorregible: pienso.


P.D : mi globo terráqueo sigue sin llegar pero, ¿tengo derecho a dudar de mi suerte?

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