Me encantan las matrioskas. De pequeñita había en mi
casa (la casa de mis padres) y ahora hay
en la casa de mis hijas (la casa del banco). Tengo una (s) en el salón y
ayer al ir a coger un libro se me cayó (cayeron) al suelo; se abrió y salieron
cual pollitos las que había dentro que, a su vez, también se abrieron. Fue un
desnudo integral. Me dolió y todo el golpe. No hubo heridas.
Me he puesto a leer un poco
sobre la historia de las matrioskas.. "Las matrioskas llevan intrínseca la idea de maternidad y fertilidad, a la vez que son un símbolo de la tierra rusa.
El hecho de que las muñecas pequeñas vayan dentro de las mayores viene a
simbolizar el hecho de que la madre da a luz a una hija, la hija da a luz a
otra hija y así sucesivamente. Asimismo, también sugieren la idea de riqueza y
vida eterna y estas muñecas rusas siempre han trasmitido un sencillo y eterno
mensaje de amistad y amor”
Todos somos pequeñas/gran matrioskas, independientemente
de que tengamos hijos o no. Siempre somos hijas de hijas de hijas de
hijas...que fueron madres, abuelas, bisabuelas...Y todos nos sentimos grandes a
veces y otras veces pequeñitos, diminutos, a penas perceptibles para el ojo
humano...Hay patologías asociadas al tamaño de nuestro ego. Los que tienen un
delirio de grandeza se creen siempre enormes “ patrioskos”; los que van por la
vida con complejo de inferioridad piensan que son la matrioska más pequeñita,
escondida tras capas y capas de culpabilidades. Pues no, todos somos cada una
de las piezas y su tamaño no habla de su valor. A mí que la más pequeñita me
parece la más bonita...Es la única que no se puede dividir ya más, no esconde
nada, es pura esencia...
Quiero ser la matrioska pequeñita sin dejar de ser la
grande; quiero llevar siempre dentro de mí
a mis matrioskitas. Creo que me han dado ellas la vida, no yo a ellas.
O, al menos, me la han devuelto.
Gracias, amores.
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