lunes, 19 de mayo de 2014

(Des)Esperando...

El otro día he cumplido 41 años. Tenía una llamada perdida de un número muuuuuuuuuuuuy largo. Era la Consejería de Educación que, después de cuatro años sin acordarse de mí desde que aprobé las oposiciones de secundaria, me llamaban para ofrecerme un regalo especial; hacer una sustitución en el puesto de mi vida (lugar y trabajo perfecto) pero sólo para cubrir una baja por enfermedad, como mucho hasta el 30 de Junio. Tuve que decir que NO. No puedo arriesgarme a que tarden otros cuatros años o toda la vida en llamarme. ¿No puedo? ¿No puedo? ¿No puedo? Parece que no. No puedo.
Estás en el corredor de la muerte, esperando un agónico y anunciado final, de repente te quitan las esposas, te abren la puerta y te dicen: “Puedes irte”. Y tú contestas: “No, me quedo aquí, es lo más “sensato”.

Acabé mi cumpleaños llorando. Demasiada impotencia. Así me siento, persiguiendo pompas de jabón que estallan cuando estás a punto de alcanzarlas.
A veces no sé si merece la pena seguir soplando. Imagino que sí, pero tengo que hacer auténticos esfuerzos para convencerme.

Estoy cansada. Será la edad...Aquí sigo, esperando.