lunes, 31 de octubre de 2011

Lo bonito de mi trabajo


Entender a un chico al que pocas personas entienden. Combinar símbolos Bliss, comunicación no verbal, empatía e imaginación... hasta llegar a lo que él quiere transmitir (bueno, al menos algo aproximado).
Notar que los chicos se alegran cuando vas a buscarles para ir a sesión y te piden tener más horas semanales contigo.
Escuchar gritos de alegría y movimientos alborotados con los brazos abiertos cuando he vuelto tras una baja larga.
Que un chico que no puede hablar señale con el dedo letra a letra del abecedario para decir: "Eres la caña. Me río mucho contigo".
Ayudar a llorar a una familia. Ayudarles a no avergonzarse por hacerlo.
Ayudarles a entender que su hijo/a puede hacer mucho más de lo que parece.
Ayudarles a soportar lo insoportable.
Abrir una puerta donde se han cerrado previamente muchas otras.
Salpicar motivación a una chica de prácticas que intenta aprender algo conmigo.
Cantar a pleno pulmón con una chica que ha sufrido un accidente "Que nadie calle tu verdad, que nadie te ahogue el corazón..." mientras nos tomamos un café.
Saber que puedo llamar por teléfono a mi cómplice laboral o escaparme a su despacho para desahogarme cuando el surrealismo me llega hasta el cuello.
Deslizar suavemente la tarjeta de fichar a las 14:30 y sentir la libertad de tener toda la tarde para estar con mi familia (me encanta tener una familia).
Cobrar todos los meses.
Mientras intento escribir estas letras el timbre no para de sonar. Ahora la última americanada es celebrar Halloween, uhhhhhh, qué sustoooooo. Me gusta tan poco todo esto que me cuesta disimular. El caso es que ELLA está en otra urbanización con amiguillos, disfrazada de calabaza (dulce, como ella) y pidiendo chuches mientras dice: "¿Truco o trato?", vamos, que es complicado aislarse de toda esta parafernalia. Cada atrevimiento de ELLA es un logro así que, lejos de quitarle la idea, se la reforzamos para que siga plantándole cara a su timidez. Cada día está más mayor mi niña mayor.
Tengo gominolas preparadas para los niños que vienen a llamar pero llevo un buen rato haciéndome la sorda porque ya me he cansado de ser amable. En realidad me queda la duda de si me van a asustar o seré yo la que les meta miedo a ellos ahora que ya me he puesto el pijama, tengo la cara desmaquillada, pelos de bruja, ojeras y una continua expresión de: ¿por qué hacemos estas tonterías?

martes, 18 de octubre de 2011

Comunicación asertiva

Soy un volcán.
Tiene su parte buena; la parte de la pasión, el entusiasmo extremo incluso con cosas aparentemente sencillas, la creatividad para algunos temas, la forma de expresar emociones sin demasiadas barreras, la espontaneidad...
Pero....
..tiene su parte negativa; la falta de autocontrol en determinadas situaciones, la carencia de planificación y de estrategia, el desbordamiento absoluto, la expulsión de emociones negativas a modo de misil contra personas que no siempre lo merecen (algunas veces sí, me quedo incluso corta), el daño que me hago a mí misma tragándome mi propia lava....
Hoy ha vuelto a pasarme. Hoy no he guardado las formas. He sido explosivamente sincera en el trabajo con una persona que, según mi punto de vista, no ha actuado bien conmigo...Vamos, que me ha hecho una PUTADA (no es la primera..) y,como suele decirse, "se me va la fuerza por la boca". Sí, pero se me va..... También es verdad que, afortunadamente, no siempre actúo así y a veces incluso peco de lo contrario, de exceso de autocontrol y paciencia. En este puñetero trabajo creo que me ha tocado muchas veces camuflar mi lado pasional y actuar como un robot con chubasquero al que todo le resbala. Y no, no me resbala, debería resbalarme, pero no. Estoy harta de cargar con mi hipersensibilidad y mi sentido de la justicia y del compañerismo. Y estoy harta de mi puta empatía.
Esta erupción desproporcionada (en las formas, no siempre en el contenido) suele ocurrirme cuando he madurado mucho una idea, cuando previamente he intentado racionalizar, empatizar y entender los motivos para que alguien que en principio no es mala persona y me tiene incluso cariño acabe haciéndome una faena...Y es lo que me ha pasado, que le he estado dando vueltas, y más vueltas....me he ido calentando, esta noche en mis dos miserables horas de sueño he soñado con ella y....¡¡zashhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!, me he desbordado esta mañana. Y es una de esas veces en las que yo "me veía venir" y quería hacerlo "bien", ser educada, no elevar el tono de voz...y ensayaba una y otra vez cómo decirle que no me había parecido bien lo que había hecho, quería preguntarle por qué ha actuado así, dejarle primero expresar sus motivos y....pero no he podido...
Una frase de esa persona se me ha quedado grabada. De las pocas que le he dejado decir del tirón porque mi boca se ha convertido en una metralleta, no había forma de pararme.
Me ha dicho: "Tú y yo somos diferentes y yo no te voy a decir nada de lo que luego me vaya a arrepentir".
¡Será cabrona! Pedazo autocontrol. Brrrrrrrrrrr, brrrrrrrrrrrr, brrrrrrrrrrrrrr.
Ella no dice nada de lo que luego se arrepiente. Ella actúa. Yo hablo sin parar, pero luego no hago.
No somos tan diferentes. Somos las dos igual de negadas para comunicarnos de manera asertiva.
Pero yo soy menos capulla, eh?
Y el caso es que esta vez de lo único que me arrepiento es de pasarlo mal y de haber forzado la garganta. De nada más.

martes, 11 de octubre de 2011

Falacia de recompensa divina



Estoy trabajando en sesión con un chico las distorsiones cognitivas. Me sirve al mismo tiempo para ser consciente de las mías. Una de las más “graciosas” es la “falacia de recompensa divina” (*)


En eso ando yo, esperando que me toque la Primitiva, vengan tiempos mejores y entonces TODO, TODO, TODO, cambie a mejor: no tendremos que limpiar, ni planchar, ni cocinar, ni ir a la compra..., no estaremos tan cansados, al no estar agotados tendremos más paciencia, al tener más paciencia las niñas recibirán más alabanzas y menos riñas y entonces tendrán la autoestima por el cielo y su comportamiento será impecable: siempre sonrientes y tranquilas, con vocecita dulce, obedientes, cuidadosas.... Los fines de semana sólo nos dedicaremos a disfrutar de la vida: levantarse, desayunar, ducharse, vestirse y....¡¡ a vivir!! Al estar todo limpio no habrá tanto polvo y ELLA y ELLITA no volverán a tener crisis asmáticas porque seguro que el origen es alergia a los ácaros.... ÉL y YO podremos echar la siesta o escuchar a Manolo García y “Los días intactos” tomándonos una cerveza con limón, mientras los angelitos juegan sin hacer ruido en el jardín, cual dos princesitas de cuento...Y no me dolerá más la espalda y tendré un monitor guapo de Pilates que vendrá al gimnasio de casa a hacer los ejercicios, jajaja. Y....


Por cierto, mañana es fiesta y aún no he echado la Primitiva para el jueves. SOS, que no se me olvide. Está en juego el futuro de mi familia. Nos espera un "giro teatral" http://www.youtube.com/watch?v=jm7WYsaCgT0


(*) [...]Supone la tendencia a esperar que los problemas mejoren mágicamente en el futuro, sin buscar uno mismo soluciones personales. Los sueños donde los problemas se resuelven de manera mágica o por intervención de instancias superiores y poderosas, pueden relacionarse con esta distorsión.

domingo, 2 de octubre de 2011

La vida se nos va...


La vida se nos va mientras esperamos que ocurra algo diferente.
La vida se me va mientras espero cambiar de trabajo, mientras vivo cada segundo allí como un mero paréntesis existencial. Demasiado tiempo para ser temporal.
La vida se me va mientras espero que pase rápido el invierno y con él los virus, las bacterias...
La vida se me va mientras sueño con euros y espero a tener jardín para desayunar mirando el cielo.
La vida se me va mientras deseo que siempre sea fin de semana, que siempre sea viernes por la tarde y sábado.
La vida se me va mientras me quejo una y otra vez de lo cansada que estoy de no dormir.
La vida se me va mientras estoy pendiente de las previsiones meteorológicas.
La vida se me va quitando inofensivas manchas, planchando soportables arrugas.
La vida se me va mientras dejo de hacer lo que podría hacer si no fuera porque temo que haciéndolo luego no pueda hacer otras cosas.
La vida se me va retrocediendo y acelerando.
La vida se nos va pensando mucho y sintiendo poco.

Y me da rabia que la vida se me vaya. Y que se me vayan los domingos y sus instantes. Y se me vayan los lunes por la mañana. Y se me vayan los días lluviosos, los días grises, los días de insoportable viento. Y se me vaya la inocencia de ELLA y ELLITA. Y se me vaya la templanza de ÉL.

Lo que daría un muerto por sentir el agua de lluvia sobre su cabeza, porque todos los días fueran lunes, por tener trabajo, por dormir acompañado, por tener cerca sonrisas limpias y miradas sin adulterar.