jueves, 24 de febrero de 2011

Invocación (semana 40+2)


Te llevo dentro, te alimento, te mezo, escuchamos a diario el sonido del mar, aspiramos los mismos aromas, dormimos juntas... Sé que sonríes desde mis entrañas. Quizá haya momentos mágicos en los que coincidimos sonriendo a la vez. Pensar en ti me hace feliz, das aún más sentido a lo que ya tiene sentido.

Aun así, a pesar de todo lo que ya te tengo, confieso que empiezo a echarte mucho de menos y estos últimos días transcurren muy lentamente para mí, contigo pero sin ti. Me siento un poco egoísta (lo soy) por invocarte pero mentiría si no te dijera abiertamente que quiero que vengas a este otro lado.

No temas, llegas a la cara iluminada del mundo, eres una bebita afortunada. Quiero verte, tocarte, olerte y cuidarte sin distancia. No sientas demasiada presión, que sólo es una llamada de alguien que te quiere. Bueno, siente lo que quieras...¿quién soy yo para decirte lo que debes o no sentir? En realidad quiero respetar tu ritmo y, a pesar de mis "prisas", ojalá no haya que forzarte artificialmente para que llegues.

Hoy es el cumpleaños de tu papá, conocido en este medio como ÉL. Es un tipo muy guapo por dentro y por fuera. Tienes una bonita familia esperándote. Te lo prometo.

Te queremos, ELLITA.

martes, 22 de febrero de 2011

Asesoramiento gratuito


Dejo algunas de las frases que una embarazada de 9 meses tiene que estar dispuesta a escuchar. A veces el intervalo de tiempo que transcurre entre una frase y otra, con un contenido completamente contradictorio, puede ser de 5 minutos:

- ¡Menuda tripa que tienes! Es impresionante.
- No tienes mucha tripa, no? Yo tenía muuuuuuuuucho más (hay una rivalidad inconsciente entre las madres que lleva siempre a exagerar el volumen de la panza propia y a minimizar el tamaño ajeno).
- Con el segundo es más fácil que se adelante el parto y “ni te vas a enterar, ya verás”. No llegas al 22 ni de broma.
- Con el segundo se me retrasó. Y el parto fue horroroso, mucho peor que con la primera.
- No tienes pinta de dar a luz tan pronto. No sé, se te nota en la cara.
- Uyyyyyy, tienes los labios un poco hinchados, tienes cara ya de parturienta. Estás a puntito.
- Tienes la tripa aún muy alta así que todavía tienes para rato.
- Andaaaaaaa, qué baja tienes ya la tripa! De un momento a otro…
- ¿Todavía estás así?

Y digo yo, ¿le he pedido a alguien opinión? ¿Me importa lo más mínimo lo que me diga la gente de a pie? ¿Me ayuda? ¿Me da ánimos de algún tipo? ¿Me provoca contracciones de parto? ¿Me acorta el cuello del útero? ¿Me anestesia las molestias que siento? ¿Me ayuda a dormir? No. Pues entonces a callar todo el mundo!!
Bueno, a vosotros os dejo hablar, pero poquito…

Hoy he ido a hacerme un PT. Está todo bien. Si no hay novedades tengo que volver en una semana. He salido completamente mareada de la consulta y aún no me encuentro bien. Creo que me he puesto un poco nerviosa y se me ha juntado con un buen catarrazo que me acompaña desde ayer. Espero recuperar la calma de días anteriores…

martes, 15 de febrero de 2011

"Ven, te necesito"

Anoche empecé a tener contracciones algo dolorosas. Fueron pocas pero seguidas. ELLA dormía plácidamente y no era demasiado tarde (menos de las 12:00) así que decidimos llamar a nuestra amiga la GUARDIANA 1 para que viniera por si acaso. Nuestra experiencia de la otra vez fue tan precipitada que ahora tememos que de nuevo el proceso se acelere en poco rato y esta vez lo prioritario es dejar a ELLA bien atendida. A pesar de ser pronto la despertamos porque hoy tenía que madrugar, brrrrrrrr. Por si fuera poco despertar a una, ésta despertó a su vez a la otra GUARDIANA (a la 2) para que estuviera pendiente por si tenía que venir a casa pronto por la mañana para llevar a ELLA al cole. Vamos, que no hemos dejado dormir a nadie.
Cuando hemos ido a urgencias tan sólo he tenido una leve contracción en el coche. Ambos sabíamos que “no estaba de parto”, pero ya estábamos metidos en el lío y había que salir de él como fuera y aprovechar la oportunidad de tener a alguien en casa para quedarnos más tranquilos. Ha sido un simulacro en toda regla. Hemos calculado el tiempo que tardamos en llegar y hemos revivido los momentos que teníamos nublados de la otra vez, como una especie de déjà vu pero a cámara lenta. He caminado tranquilamente por el largo pasillo en el que me tuve que parar hace cuatro años varias veces porque tenía contracciones ya muy dolorosas. Y hemos llegado al final de ese pasillo, donde devolví la otra vez. Me han abierto la historia; esta vez he podido contestar a las preguntas estando sentada, no de pie y jadeando. Me he desvestido en el mismo cutre baño del que guardaba tan mal recuerdo, pero anoche podía hacerlo sin que me temblaran las piernas y las manos. Cuando me ha explorado me ha confirmado lo que ya sospechaba; sólo tenía un centímetro de dilatación y no tenía pinta de desencadenarse el parto. Luego me han hecho un PT y aunque he tenido contracciones han sido leves e irregulares en el tiempo así que, tras otro tacto (que duele, por cierto), me han mandado para casita, a dar la brasa a otro sitio. La matrona y la ginecóloga tenían las marcas de las sábanas en la cara, también las he despertado. Pero a ellas no me importa :-) A mis amigas sí.

Me sigue costando pedir ayuda, aunque sea a los buenos amigos, aunque sepa con plena certeza que se ofrecen de verdad, no sólo con palabras….pero yo no he sabido nunca pedir ayuda, ni siquiera en situaciones límite y es una tarea pendiente. Mi rol impuesto era otro. Sé que he estado muchas veces más sola de lo que podía haber estado. Sé que tengo buena gente que me quiere, que entiende que no tengo muchas manos a las que acudir y que sabe que yo haría lo mismo. Sé que más de una amiga me hubiera acompañado mientras cuidaba a mi hermana o a mi madre en esas noches horribles de hospital, de desesperanza, de la mayor de las desesperaciones, cuando llegué a sentir lástima de mí misma (la peor sensación de mi vida),…. pero no sabía decir algo tan sencillo como: “Ven, te necesito”, a pesar de haber visto tantas veces de pequeña la facilidad con la que lo hacía Michael Knight en“El coche Fantastico”. Yo sólo acertaba a desconectar el teléfono o a no contestar. Toda una valiente, brrrrrrrr.

Anoche, al llegar a casa y encontrar a nuestra amiga dormida en el sofá, pensé que ahora me iba a costar más volver a llamarla por si vuelve a ser una falsa alarma. Ya empiezo de nuevo con el temor a molestar…. Esta mañana ha sonado el teléfono, era ella, la GUARDIANA 1, que aún estaba trabajando y que me conoce bastante y se anticipa a mis pensamientos. Después de escuchar lo que me ha dicho me siento mucho más segura. Os prometo que no voy a dudar. Voy a decir las veces que haga falta: “Ven, te necesito”.

Gracias, GUARDIANAS. Yo también a vosotras.

lunes, 14 de febrero de 2011

39 semanas. Cuenta atrás...


Me cuesta…:

Dormir
Incorporarme
Girarme
Agacharme
Vestirme
Calzarme
Concentrarme
Conducir
Llegar al final de la playa cada mañana
Seguir escribiendo esta lista
....

No me cuesta…:

Pensar en ELLITA, en tenerla en brazos, en darle de mamar…
Ordenar una y otra vez ropa de bebé
Contemplar lo bonita y mayor que está ELLA
Admirar la belleza del paisaje que nos rodea
Valorar la paciencia de ÉL estos días
Imaginar nuestra nueva vida los cuatro juntos
...

miércoles, 9 de febrero de 2011

Simulacro de Parto


Hoy, que ELLITA y yo cumplimos 38 semanas de embarazo, en la clase de preparación para el parto me ha tocado protagonizar un simulacro del gran momento. La expectación era grande. Las diez embarazadas primerizas concentradas contemplando a la “gran experta parturienta”. La escena en realidad era patética: teníais que verme espatarrada en una colchoneta, con una cuña en la espalda y agarrada a la pata de una silla para impulsarme al empujar. Todo esto vestida con ropa de calle. Al menos me he descalzado para no “parir” con las botas puestas. La matrona me daba tantas instrucciones a la vez que no sabía si tenía que inspirar, aguantar la respiración, expirar, empujar o relajarme….Ha costado sincronizarnos pero finalmente hemos ido cogiendo el truquillo y he empujado como si se me fuera la vida en ello. Vamos, que me lo he tomado tan en serio que he acabado completamente agotada. Como recompensa del último empujón, me ha colocado encima un frío muñeco de plástico que tenía incluso cordón umbilical.
Es antinatural enseñar a una mujer a parir, ¿no os parece? Lo he pensado después. ¡Hacemos tantas cosas contranaturales al cabo del día!
He recordado el momento en el que me pusieron encima a ELLA, aunque no fue nada más nacer porque se la llevaron inmediatamente y al rato me dejaron disfrutar de ella durante unos segundos antes de llevársela a la Unidad de Bajo Riesgo (¡qué tres horas más duras sin ella y con miedo a que algo fuera mal!) Ese instante de contacto piel con piel es difícil olvidarlo. Recuerdo que estaba medio llorando y cuando empecé a decirle cariñines se quedó tranquila. Dicen que la oxitocina que provoca las contracciones es responsable de que se “anestesien” los recuerdos del dolor del parto y al final te parece “que no fue para tanto”. Pero no hay amnesia posible para revivir la sensación de tener a tu bebé sobre tu regazo. Mi madre me hablaba de ese momento muchas veces y ahora lo pienso y me parece precioso que lo hiciera. Recuerdo, por ejemplo, que en una carta muy cariñosa que me escribió por mi cumpleaños (creo que cumplía 20 años) me hablaba de lo feliz que fue cuando me tuvo en su pecho después de nacer… No acertó con los regalos materiales que me enviaba, que eran de lo más cursis, pero fue lo de menos. A veces tenía una sensibilidad especial y tocaba la fibra, la verdad.

Estoy deseando sentir a ELLITA por dentro y por fuera. Pero hoy ya he "parido" una vez, me da mucha pereza pensar en empujar y tengo un sueño que me caigo así que mejor dejamos que pasen unos cuantos días, ¿vale? Me voy a dormir. O a intentarlo.

"Ya no me queda nada" "Ya no me queda nada" "Ya no me queda nada" "Ya no me queda nada".

viernes, 4 de febrero de 2011

"Ya no te queda nada, ¿no?"


No sé los días que llevo escuchando esa frase o alguna parecida, tanto a gente conocida como a cualquiera con quien coincido en un espacio reducido y se tiene que apartar con cuidado para que no le dé un panzazo. Y yo pienso en la famosa “fecha probable de parto”, que no es hasta el lejaaaaaaaaaaaaaaaano 22 de este mes. Y también pienso en mi embarazo anterior, que no di a luz hasta la semana 40+ 2. Y, sobre todo, pienso en la última ecografía, en la cara sonriente de ELLITA, en sus tres kilazos de hace más de 15 días y en sus pedazo papos .

Junto a esa frase suele ir la siguiente: “Sólo tienes tripa, una buena tripa, además es redondita, como un balón, pero no has engordado del resto”. Y entonces yo pienso: “¿Y dónde están los casi 12 kilos que tengo ahora de más?” “¿Todos en la panza?" Que no, que no me engañais, bienintencionados.

ELLITA mientras escribo está bailando, es una forma original de hacer “danza del vientre”. ¿Que no me queda “nada”? Me queda el parto, la incertidumbre previa sobre cúando será, cómo será, …. Me queda TODO.

Desde hace unas semanas voy a andar diariamente una hora con una amiga que está embarazada de mellizas. Recorremos una playa preciosa enterita. Hoy hacía sol, estaba la marea baja y se contemplaba a la vez el espectáculo de olas, rocas, montaña verde y picos nevados. Un privilegio vivir aquí, soy consciente.

Cada día noto que me cuesta más llegar al final de la playa cargando con esta mochila viva que me acompaña, pero me siento bien haciéndolo. ¿Que no me queda nada? Puede que me queden aún unas cuantas playas por recorrer hasta ver a mi niña pequeña. O puede que llegue mañana. Que nooooooo, que es broma. (Como si dependiera de mí...).