lunes, 29 de noviembre de 2010

Sonrisa intrauterina

(Aclaración: la foto no corresponde a ELLITA)

Llevo varios días en los que el cuerpo me pide descanso; dolor y presión abdominal, calambres al estar de pie o andar un poco, contracciones del útero con dolor de espalda que sólo ceden si me tumbo…

No tengo cita con la matrona hasta el viernes y a pesar de lo reacia que soy a ir al médico (cuando se trata de mí, claro), me estaba empezando a preocupar y me parecía que era un tema que tenía que ver un ginecólogo. Esta mañana he ido a urgencias. Lo que me ha movido a ir ha sido, sobre todo, el recuerdo del parto de ELLA y el temor de pecar de imprudente. Cuando ELLA decidió nacer, llegué a urgencias con 7.5 cm de dilatación. Es algo que, si puedo, no quisiera volver a repetir , porque lejos de considerarlo una valiente hazaña pienso que fui una tímida pardilla primeriza, que por no ir “demasiado pronto” y no “molestar” aguantó el dolor en casa hasta el extremo. Ahora no quiero volver a serlo, así que por si acaso tengo distorsionado el umbral del dolor o ya no sé qué requiere urgencia y qué no, he preferido reducir la incertidumbre…
Me han hecho daño, muuuuuuuuuuuucho daño, han presionado tan fuerte en los puntos en los que les decía que me dolía que casi se me saltan las lágrimas. Si es que ya he dicho que no soy una superwoman. Cuanto más les decía que me dolía más apretaban. Debe ser una táctica para descongestionar urgencias, para que se le quiten a una las ganas de volver, que están saturados y siempre insisten en que se acuda al médico de cabecera. Me han hecho una exploración bastante completa , que ha incluido una ecografía. El ginecólogo le contaba a la de prácticas lo que veía en la pantalla (yo no lo veía, tampoco era el momento de corto cinematográfico, hay que ser serio); “ tiene bastante líquido amniótico, mira cómo se mueve, no para , por eso no le encontrábamos el corazón, aquí está la cabeza (colocada ya para abajo, así que noto tanta presión), aquí las nalgas (donde más me duele), mira la cara, la nariz… Y, cuando ya iba a acabar, llegó la frase que me tranquilizó por completo: “mira cómo sonríe, está haciendo muecas”.

A pesar de que la exploración ha sido normal, el ginecólogo ha preferido hacerme también un PT por el tema de las contracciones. Durante el tiempo que me han hecho el PT no he tenido ninguna y todo ha ido bien. Me han comentado que cuando me ocurra me tumbe y descanse y que no haga esfuerzos físicos. Pues nada, a seguir cuidándome. Me he quedado tranquila. Mi niña pequeña ha sonreído.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Ella y Ellita: Tan poquitas cosas.

Tan poquitas cosas y lo son ya TODO para NOSOTROS.

Para ELLAS y para Él (es nuestro aniversario, 17 años juntos), "Tan poquita cosa", de Pasión Vega:

http://www.youtube.com/watch?v=cRPVZVUKEkc&feature=fvst

"Con la lluvia de invierno, con mis primeras canas llegaste a mi vida niña del alma,
lo mismo que el levante vuelve loca las flores tú a mí me has vuelto loca, loca de amores.
Por ti daría la vida, por ti bebo los vientos, por ti derrumbaría los pilares del cielo.
Yo no he sentido nunca celos por nadie y ahora, niña, no quiero que a ti te roce el aire.
Mi niña marinera, la de los ojos negros, la de la piel morena, mi rosa de los vientos.
La que me ha vuelto loco el corazón, la que me da la vida al despertar, la que cada mañana con una sonrisa me vuelve a llenar.
Tan poquita cosa, eras tan poquita cosa,que te cogí entre mis manos como el que coge una rosa.Tan poquita cosa, siendo tú tan poca cosa, llenaste mi vida entera igual que las mariposas llenan las primaveras.
Yo no te conocía, sólo te imaginaba. Yo contaba los días loca por ver tu cara.Y un canto de sirenas sentí por dentro y sólo una mirada, niña, bastó para querernos.
Mi Norte, mi poesía, mi cruz y mi tormento, mi pena, mi alegría, mi sentimiento. Y como ya te he dicho, lo mismo que el levante, tú a mí me has vuelto loca como a un amante.
Mi niña marinera, la de los ojos negros, la de la piel morena, mi rosa de los vientos.
La que me ha vuelto loco el corazón,la que me da la vida al despertar,la que cada mañana con una sonrisa me vuelve a llenar.
Tan poquita cosa, eras tan poquita cosa,que te cogí entre mis manos como el que coge una rosa.Poquita cosa, siendo tú tan poca cosa, llenaste mi vida entera.... Tan poquita cosa, eras tan poquita cosa,que te cogí entre mis manos como el que coge una rosa.Tan poquita cosa, siendo tú tan poca cosa, llenaste mi vida entera igual que las mariposas llenan las primaveras".

lunes, 22 de noviembre de 2010

No soy una superwoman

Llevo una semana con dolor en una muela, atiborrándome a paracetamol. La dentista me dijo que tenía que tomarme antibiótico antes de acudir a la cita que tengo para intentar arreglar algo, aunque no podrá hacer todo lo que debería hacer…. Mis eternos compañeros vitales, la DUDA y el MIEDO, me han llevado a no tomarme el antibiótico, con la esperanza de que ocurriera un milagro y desaparecieran la infección y el dolor por arte de magia. Pero la magia se ha debido gastar en otros asuntos y no ha llegado hasta mí. Hoy, tras la consulta de rigor a mi amiga médico, me he decidido a empezar a tomarlo porque no imagino los tres meses que quedan hasta el parto con este dolor encima. Además, me preocupa que se pueda complicar la infección y al final sea peor…

Pero me muero de rabia y de preocupación. Ando tan sensible que cuando me dijo la dentista que tenía que tomarlo casi me echo a llorar en la consulta. Después al contárselo a ÉL no podía aguantar las lágrimas. A veces me siento muy ridícula pero…

El otro día fui a la Mutua, a la típica cita de inspección por llevar ya un mes de baja. La doctora me hizo un interrogatorio pero no me escuchó, por ejemplo dio por hecho que no tomo las medidas adecuadas para cuidarme la espalda, etc, pero... ¡¡ni me tocó la espalda para constatar si tengo o no motivos para sentir dolor!! En medio de su ensayado y gastado discurso me soltó, a modo de eslogan publicitario, la típica frase hecha: “Una embarazada no es una enferma”. Encima de mi habitual malestar de espalda, me pilló con un catarro bestial y con mi ya estrenado dolor de muelas así que sólo atiné a contestarle: “ya, pero una embarazada enferma es una enferma”.

Estoy harta del papel de superwoman que se le impone hoy en día a la mujer. ¿Es normal estar trabajando y tener que salirte corriendo del despacho a devolver cada dos por tres? ¿cualquier trabajador tiene que tumbarse a escondidas en el baño de su despacho porque no soporta el dolor de espalda y no puede tomar medicación para aliviarlo? Pues bien, las embarazadas deben hacerlo. Y deben acudir directas del centro de trabajo al hospital a parir y dar de mamar a sus bebés mientras dan instrucciones al personal que tengan a su cargo, porque las mujeres de hoy valemos mucho: trabajamos, limpiamos, planchamos, cocinamos, bordamos el nombre de nuestros hijos en el babi, acudimos a las tutorías del colegio, conocemos los mejores quitamanchas, vamos al gimnasio, parimos y mantenemos la tableta abdominal, aplicamos las técnicas de supernani, nos levantamos maquilladas de la cama, llevamos el coche a pasar la ITV, montamos muebles de IKEA, manejamos nuevas tecnologías, colgamos cuadros, cortamos el césped, somos perfectas amantes… Vamos, que al fin hemos conseguido ser "igualitas" a los hombres (jua jua). A esto se le llama "igualdad de oportunidades", ¿no? Ahora sólo nos falta conseguir que realmente los hombres sean igual que nosotras y, salvo parir, hagan el resto con la soltura y gracia con la que se nos impone hacerlo a las mujeres del sigo XXI.

Me acabo de tomar mi primera dosis de antibiótico porque no soy una superwoman. Soy una simple humana, además un poco masoca. Me pongo a ver el prospecto y leo literalmente:
“ Puede ser utilizada durante el embarazo cuando los beneficios potenciales superen los riesgos potenciales asociados al tratamiento”. ¡Toma ya! Es lo más parecido a la frase monjil: “Allá tú y tu conciencia”.
¿Cómo se valora eso? Le he preguntado a ELLITA, que es la que me preocupa y me ha dado un par de patadas. Ahora sólo me queda traducirlo. Ojalá sea algo así: “Tranquila, mamá”.

martes, 16 de noviembre de 2010

Mujer Rica


En la tele están de moda los programas en los que pijas de plástico nos muestran su cotidianidad; su ropero, sus joyeros, sus cuidados estéticos, sus "casetas", sus deportivos, sus caprichitos, sus fiestas sorpresa….Y yo, cuando veo algo así, aparte de “cargarme de odio” (como decía una amiga mía), siempre me pregunto qué tipo de persona se presta a ser protagonista de un programa titulado : “Mujeres ricas”, ¿se pude ser más cutre? Y qué escala de valores tendrá alguien con ese ritmo de vida, esa superficialidad llevada al extremo, ese poco espacio para disfrutar de la NADA (con lo buena que es) porque lo tienen “todo”. Y no sé si será consuelo de pobre, pero también pienso que no saben ser felices, que muchas veces acaban deprimidas porque nunca pueden conseguir TODO lo que desean y se pierden algo tan esencial como llorar de emoción de la buena y valorar lo mínimo…
El otro día llegó ÉL con nuestro nuevo coche familiar. Hacía años que no me notaba tan ilusionada con algo puramente material. Bajé las escaleras y junto al portal estaba aparcada la “Touran” que consiguió recordarme la sensación de ser una niña la noche de Reyes.
Soy lo más parecido a una “mujer rica”; tengo un marido que me aparca un coche nuevo en la puerta de casa, duermo en una cama calentita, compro a mi hija lo que necesita, hoy cumplo 26 semanas de embarazo, me siento querida por buena gente y como variado todos los días, ¿qué más quiero? Definitivamente, en tiempo de crisis, yo estoy forrada.

sábado, 6 de noviembre de 2010

"El reloj parado a las siete"


Me encanta este cuento. Creo que suelo escribir este blog cuando mi imaginario reloj "marca las siete" y entonces " [...]Yo puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todos los otros momentos [...]"

Me apetece compartirlo por si alguno/a no lo conocéis:

"Hay en una de las paredes de mi cuarto un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas detenidas casi desde siempre, señalan imperturbables las mima hora: las siete en punto. Casi todo el tiempo, el reloj es sólo un inútil adorno de una blanquecina pared. Sin embargo hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes, en los que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix. Cuando todos los relojes de la ciudad en sus enloquecidos andares marcan las 7 y los cu-cu y los gong de las demás máquinas hacen sonar por 7 veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces al día, a la mañana y a la noche, el reloj se siente en absoluta armonía con el resto del universo. Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección... Pero pasado ese instante, cuando los otros relojes han acallado su canto y las manecillas siguen sus monótonos caminos, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que alguna vez detuvo su andar. Y yo amo ese reloj y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez me siento más parecido a él. También yo estoy parado en un tiempo, también yo me siento clavado e inmóvil, también yo soy de alguna manera un adorno inútil en una pared vacía. Pero tengo también fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora. Durante esos tiempos, yo me siento vivo. Todo está claro y el mundo se transforma en maravilloso. Yo puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todos los otros momentos. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable. La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como a mi amigo el reloj, también a mí se me escapa el tiempo de los otros. ... Pasados estos momentos, los otros relojes que anidan en otros hombres, continúan su giro y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar que acostumbro a llamar vida. Pero yo sé que la vida es otra cosa. Yo sé que la vida, la vida de verdad es la suma de aquellos momentos que aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía con el universo. Casi todo el mundo, pobre, cree que vive. Sólo hay momentos de plenitud y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianidad. Por esto te amo, viejo reloj, porque somos la misma cosa, tú y yo."

-G.Papini-

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Bofetadas del calendario


Algunos días mirar la fecha del calendario es hiriente. Acaba de empezar uno de esos días. Hoy es el "no-cumpleños" de MI HERMANA. Hoy de nuevo mi cabeza pone recuerdos a centrifugar y una vez más me pregunto compulsivamente, de una manera que roza ya lo irracional a estas alturas, por qué la vida no le dio la oportunidad de seguir cumpliendo instantes, días, sueños, años...

Ya no siento que está siempre conmigo y me resulta duro reconocerlo. Eso sí, nunca se va de mi pensamiento y de ese hueco especial del alma en el que se guarda lo intocable, lo sagrado...pero ya no está aquí a todas horas. Yo quisiera que estuviera, tal y como era, no tan sólo en forma de recuerdo. Quisiera tenerla aquí, con su dentadura perfecta, sus ojos de color verde pardo, su cara guapa, su ironía, su sentido de la justicia y su mala leche. Quisiera que hubiera conocido a mi "ricitos de oro", que me viera con esta panza tipo balón de baloncesto que tengo en estos momentos, que viera a la mujer en que se ha convertido su hija, que siguiera disfrutando de los helados de chocolate, que leyera en este blog que me encantaba tener una hermana mayor y que estaba orgullosa de ella...

Al principio me costaba conocer a gente nueva, me incomodaba. Temía que llegara la inoportuna y habitual pregunta: "¿tienes hermanos o eres hija única?" Si contestaba que no tenía hermanos me sentía rara, más bien mentirosa y absurda. Además tenía después que soportar los típicos comentarios relacionados con "ser hija única", pero era superior a mí y aún no podía decir la verdad sin desgarrarme por dentro y por fuera. Ahora puedo decirlo: "Tenía una hermana mayor pero se murió". El desgarro es sólo interior, más discreto, aunque confieso que bastante doloroso.
En realidad, si me olvido de los buenos modales , lo que mejor encaja con lo que siento cuando alguien me pregunta sería algo así:

" NO SOY HIJA ÚNICA NI LO HE SIDO NUNCA, ¿ OS ENTERÁIS? QUE NO HABLE DE MI FAMILIA NO IMPLICA QUE NO LA TENGA O NO LA HAYA TENIDO, JODER, QUE DE ALGÚN SITIO HE SALIDO. TENGO UNA HERMANA MAYOR, AUNQUE YA NO ESTÁ AQUÍ CONMIGO. Y NI SE OS OCURRA DECIR LO DURO QUE TIENE QUE SER Y QUE NO SOPORTARÍAIS ALGO ASÍ O QUE SOY MUY FUERTE O ESE TIPO DE GILIPOLLECES QUE SE DICEN CUANDO NO SE SABE QUE DECIR, PORQUE OS MANDO A LA MIERDA A TODOS".
Lo bueno de este blog es que tan sólo lo leen personas que no han necesitado nunca hacerme esa pregunta porque vivieron la respuesta en primera persona, o la sabían , o respetaron que fuera yo la que expresara el dolor con ayuda de la anestesia que da hacerlo voluntariamente. Gracias a todos/as.
Y los días, los meses, los años siguen matando calendarios. Y yo a veces, como hoy, me siento extraña ante algunos días, llevada a la tristeza por inercia, como quien mantiene dado el limpiaparabrisas aunque esté pasando por debajo de un túnel....

Pero siempre acaba el túnel.